El fin de semana pasado hice un estudio de mi interior llamado "enneagrama". Deberían de hacerlo. Resultó que yo soy el eneatipo uno. Fue difícil aceptarlo, comparto en este poema algunas ideas en cuanto a mi personalidad, vista desde las características del uno.
Siento cada vez menos tiempo.
Me comprometí demasiado esta vez.
Todo tiene que ser excelente, perfecto talvés.
Si pierdo, quedará en duda mi talento.
Cada vez mi sueño es más escaso,
este iracundo estrés no deja tranquilizarme.
No sé qué hacer, no paro de juzgarme.
¿Blanco o negro? ¿Existe el gris acaso?
Nadie entiende por qué me fijo tanto en la ortografía.
Disculpá, siempre trato de hacer lo correcto.
Parece ser que siendo responsable siempre llego al acierto.
Inconscientemente trato de construir una utopía.
Me fijaré en lo que vos no te fijás.
Te daré mi consejo aún cuando creás no necesitarlo.
Te ayudaré con tu problema, no te aflijás.
Sí, a veces tiendo a ser demasiado perfeccionista.
Mi autocrítica me destruye...
Perdoname si alguna vez algún comentario mío tu ego arrolla.
Creeme la justicia es todo. Creo en un mundo idealista.
Gandhi y Luther King eran uno...
Mirá la belleza del lirio...
Decime, ¿sería tan hermosa la flora si no existiera la flor perfecta?
Mirá el trabajo de la abeja...
¿Tendría "laborioso/a" el mismo significado sin el ahínco de este insecto?
¿Serios somos? Bastante.
Es que para nosotros es muy importante concentrarte.
A vos...
Dame paz, dame serenidad, dame alegría.
Enseñame que lo importante no es estar arriba, es recorrer la cuesta.
El "perfeccionista",
el "idealista",
el "reformista".
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