Dispense si lo atraso…
Pero no hablemos de atraso que yo y mi gente salimos ganando.
Mis ruedas, mis tortillas y mi juventud en la carretera se van gastando.
Sólo de mi nana y de la Jacqueline he conocido abrazo.
En mi camino no hay descanso.
Yo sé que paro el tráfico con mi carreta.
¿Qué puedo hacer a parte de seguir empujando para sobrevivir, mi gran meta?
Estoy rendido… empujo y empujo, pero puta siento que no avanzo.
Cuento, escasamente, con diecisiete navidades.
Mas lo tostado de mi piel denotan treinta.
La mañana me escribió cansancio con pesada tinta.
Estoy rendido… empujo y empujo, mis brazos ya casi no me dan bondades.
No soy malo, aunque mi semblante serio y pobre digan lo contrario.
Chistoso, mis antepasados veneraban al sol y lo consideraban su benefactor.
En este momento el sol es para mí el enemigo más atacador.
Semos ejemplo claro del sistema económico arbitrario.
No me sirve de nada irme pal Norte.
Ni siquiera alcanzo a pagarme un “pasaje” con el coyote.
Un mi tío se aventuró con lo que se ganó cosechando ayote.
Y nos quedamos nosotros tristes e ilusionados ante su ida sin pasaporte.
Mi abuela va al culto con su mantilla todas las tardes.
Le pide al pastor que ore para que sepamos algo del desaparecido.
Sinceramente, yo al culto pocas veces he ido.
Yo sé que mi tío está muerto, mínimo fue asesinado por un par de cobardes.
… En noveno grado, mi año de graduación forzada, me hablaron bastante de derechos.
Yo sólo me sentí identificado con del derecho al trabajo.
Aunque no entendí esa onda de buena remuneración y calidad de vida para los de arriba y abajo.
No creo en teoría, aquí sólo se valoran los hechos.
Y el camino a casa es cada vez más corto, al contrario de la igualdad…
El sol cocina cada vez más mi cuello y espalda…
El sol quema más para los de carne pelada.
Estoy rendido… empujo y empujo, y los conductores cada vez me muestran más frialdad.
“¿Mi mamá está en la finca y la tuya?” -le respondo a los carros-.
Nadie hace nada. Al ver esto todos siguen charros…
