Después de una nefasta campaña política llena de demagogia, hipocresía y vagas propuestas tenemos a un pueblo decepcionado de la clase polítca. Hombres y mujeres hipócritamente sonriendo: "trabajando por nosotros", olvidando su condición de legisladores y dedicándose en el horario laboral a revisar su campaña política; plenarias de la Asamblea Legislativa que utilizaron la discordia sobre el matrimonio homosexual para hacer bulla y ganarse unos cuantos votos de más porque "defendían la familia y la moral del pueblo salvadoreño"; partidos que irrespetan las creencias de la población y se visten de los colores partidarios para asistir a ritos religiosos jugando con algo tan privado como la fe (y de paso, la ignorancia) de la gente y tomando símbolos nacionales (¿quién les dio permiso?) para meterse como larvas al cerebro en nosotros. Como dijo Dagoberto Gutiérrez: "Se tratan de elecciones intermedias que abren el camino para la confrontación del 2014, es aquí, donde se pueden entablar las relaciones de un nuevo rumbo para El Salvador, sin embargo en esta campaña electoral, ya hay un ganador y también un perdedor. El ganador es el mercado y el perdedor la política.".
Una especie de frustración la que se siente cuando te das cuenta que ningún partido (en su totalidad) representa a las minorías desprotegidas y excluidas de la sociedad ni a la gran mayoría de clase baja. Por otro lado, me ha llamado poderosamente la atención afiches "contraproganda política" que han sido pegados en San Salvador y alrededores. Ésto me suena a los 70...
He aquí "las imágenes de la noticia":
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