Cigarro en mano la víctima acaricia a la bestia domesticada y al perro. Han ocurrido miles de genocidios en su cabeza, millones de inundaciones. En su cabeza, toda su familia ha muerto. Pide ayuda en su desesperación. Benditamente para él no hay piedra sobre piedra en Santa Tecla. Todo es miseria.
Su cultura ha muerto (¡pobre de él!) y se ha inmortalizado como la víctima perpetua mártirmente condenada. ¡Todo sea porque él ama a la humanidad! Ha viajado por el mundo, declarándose orgullosamente en hambruna. Los demás tienen obligación a ayudarlo, porque él es muy bueno y extremadamente digno.
Después del quinto terremoto y la segunda bomba atómica es asesinado por unos tenebrosos y pobres pandilleros. ¡Pero claro! Él sobrevive, se redime, ¡resucita! Llora y todos le tienen lástima. Se alimenta de asistencialismo.
Él es muy fuerte por todo lo que le ha tocado vivir, se siente desistir pero sus amigos lo hacen surgir de las cenizas, está solo pero sabe que algo llegará, es un Beatito-guapo-en onda; mas no se queja, Dios le ha dado todo.
Excelente trágico, ambicioso orador, excelso defensor de sus derechos humanos, víctima humana, podredumbre humana.
Puto egoísta.
Víctima, perfecta víctima...
No hay comentarios:
Publicar un comentario